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Cómo conciliar la vida familiar con una carrera exigente

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Cómo conciliar la vida familiar con una carrera exigente

No todos tenemos la suerte de tener un trabajo que nos gusta y una familia que nos apoya. Pero si usted es uno de los afortunados, sabe que no hay nada mejor que tener su vida profesional y su vida personal unidas. Sin embargo, no se puede negar que esto puede ser un reto cuando tu trabajo requiere muchas horas o viajes. Aquí tienes algunos consejos para gestionar estos dos aspectos de tu vida de forma que ambos prosperen:

 

Establecer límites

Lo primero que debes hacer es establecer límites de tiempo en tu jornada laboral. No importa lo ocupado que estés, no hay razón para que una jornada de ocho horas suponga un problema. Una vez hecho esto, es importante establecer límites entre la familia y el trabajo. Tu familia ya se merece bastante tiempo, no dejes que sufra por el estrés del trabajo. Por otro lado, no te permitas involucrarte tanto en los asuntos familiares que afecten negativamente a tu rendimiento en la oficina.

Del mismo modo, no dejes que ninguno de los dos interfiera en tu salud o vida social: mantén el ritmo de los amigos y diviértete fuera de ambas esferas; duerme lo suficiente; come bien; haz ejercicio con regularidad; tómate descansos de ambos cuando sea necesario para que no se crucen de forma inesperada (como cuando una llamada rápida a casa se convierte en una conversación de una hora).

 

Limítese a lo esencial

  • Cada día es diferente.
  • Prioriza las tareas que son esenciales para tu trabajo, tu familia y tu vida personal. No te atasques con los detalles de cada tarea o proyecto; es fácil distraerse con asuntos aparentemente urgentes, pero a menos que la tarea sea fundamental para tu trabajo o bienestar, probablemente no merezca la pena dedicarle tiempo.
  • El exceso de compromiso sólo te llevará al estrés y a la decepción para ti y para los demás. Si quieres ser un buen empleado y padre, haz lo que hay que hacer sin hacer promesas que no puedas cumplir (o que no quieras). Del mismo modo, si hay un trabajo que otros podrían hacer de forma más eficiente que tú -incluso si no están tan cualificados-, deja que se encarguen de él. Esto ayudará a garantizar que ambas prioridades se cumplan sin problemas ni estrés.

 

Estar presente y dejar el trabajo en el trabajo

No hay forma de evitarlo. Tienes que estar presente con tus hijos, no sólo físicamente, sino también emocional y mentalmente. Puede parecer una tarea imposible cuando se tiene un trabajo exigente y una familia. Pero si no te esfuerzas, será difícil mantener cualquier tipo de equilibrio en tu vida.

También es importante no llevar el trabajo a casa con demasiada frecuencia o en absoluto, si es posible. Cuando eso ocurre, el tiempo en familia se convierte en algo más parecido a «tiempo en familia plus». Esto puede provocar resentimiento en ambas partes, ¡e incluso algo de resentimiento para ti mismo! No dejes que esto ocurra dejando el trabajo atrás al entrar en otro entorno

Deja de lado la culpa, abraza la espontaneidad.

Por mucho que lo intentes, habrá días en los que tu familia sea lo primero y tu trabajo pase a un segundo plano. Para que esto sea más fácil para ti y para tu familia, es importante que aceptes que la vida no siempre va a salir como está planeada. Esto significa tanto en el trabajo como en casa: a veces las cosas suceden sin previo aviso (y no siempre son predecibles). Cuando ocurren, está bien dejar las demás cosas de la vida en suspenso para poder centrarse en lo que realmente importa, en este caso, las obligaciones familiares o un problema inesperado en casa que necesita atención ahora mismo.

Los miembros de la familia también quieren la atención de sus padres cuando más la necesitan; no dejes que los horarios complicados se interpongan en el camino de pasar tiempo de calidad juntos. Tampoco te olvides de planificar con antelación: si es posible (y si no lo es, al menos inténtalo), programa un tiempo a la semana en el que todo el mundo se reúna sin distracciones como televisores o teléfonos móviles a su alrededor: ¡sólo para sentarse a hablar de nada especial, pero disfrutando de la compañía de los demás!

 

La vida familiar debe ser lo primero.

Al final, siempre debes poner a tu familia en primer lugar. El trabajo es importante, pero no lo es tanto como las personas que te quieren y te apoyan día a día. Es fácil pensar en el trabajo cuando estás en casa, sobre todo si hay cosas que hacer en casa o si alguien necesita tu ayuda en una tarea. Pero no dejes que estas cosas se apoderen de tu vida; en su lugar, intenta dedicarte tiempo a ti mismo para poder centrarte en lo que más importa: pasar tiempo de calidad con tus allegados.

 

Lo más importante es darse cuenta de que no se trata de encontrar una solución universal para todos. La mejor manera de conciliar familia y trabajo es la que funciona para ti y para tu familia. Hay muchas formas diferentes de hacerlo, y no importa si no encajan en el modelo de los demás: sólo importa lo que funciona para ti.

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