La fiscalidad justa es un tema crucial en la actualidad, no solo desde una perspectiva ética, sino también desde una perspectiva económica global. En un mundo interconectado, en el que las empresas pueden operar en múltiples países gracias a tecnologías modernas y sistemas financieros avanzados, resulta esencial establecer un marco fiscal justo y claro que permita evitar la evasión y elusión fiscales, y garantice que todos los actores del mercado contribuyen equitativamente al sostenimiento del Estado y la provisión de servicios públicos.
En este sentido, la fiscalidad justa tiene múltiples beneficios económicos. En primer lugar, reduce la competencia desleal entre empresas, al asegurar que todas ellas contribuyan de igual forma a la economía del país donde operan. Esto no solo mejora el tejido empresarial y la calidad de los productos y servicios producidos, sino que también aumenta la confianza de los consumidores y la estabilidad del mercado.
La fiscalidad justa también es esencial para la lucha contra la desigualdad, un problema cada vez más acuciante en un mundo globalizado. La existencia de importantes lagunas fiscales y la falta de transparencia en el régimen fiscal de muchas empresas no solo limita la capacidad del Estado para redistribuir la riqueza, sino que también puede alimentar la corrupción y la opacidad en la gestión de los recursos públicos. En un momento en que la pandemia de COVID-19 está exacerbando la brecha entre ricos y pobres, la fiscalidad justa se convierte en una herramienta indispensable para mejorar la igualdad y la justicia social.
Por último, la fiscalidad justa también es clave para abordar los desafíos fiscales a nivel global. En un momento en que la economía mundial atraviesa una profunda transformación, con la aparición de nuevos actores y el surgimiento de nuevas formas de producción y distribución, resulta esencial establecer un sistema fiscal transparente que permita a los Estados adaptarse a los cambios del mercado. La fiscalidad justa puede ser la clave para fomentar un nuevo modelo económico más sostenible, basado en la innovación y el desarrollo, y menos dependiente del cortoplacismo y la especulación.
En definitiva, la fiscalidad justa es esencial para la economía mundial. No solo es un requisito ético y moral, sino una necesidad imperiosa para garantizar un mercado justo y equilibrado, reducir la desigualdad y abordar los retos económicos del siglo XXI. En este sentido, la tarea de diseñar y aplicar un sistema fiscal justo y equilibrado no debe ser vista como una carga, sino como una oportunidad única de construir una economía más justa, sostenible e inclusiva.
Nota express publicada por MediaStar | Agencia de Medios.
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